Medios y Extremos

 

La de Pulzo.com: una ‘expropiación’ al estilo Santo Domingo 



POR GUILLERMO FRANCO *

El manejo de las participaciones de minoritarios en la propiedad del Pulzo.com, presentado públicamente como uno de los emprendimientos de medios digitales más exitosos de Colombia, pone al descubierto prácticas reprobables por parte de funcionarios de alto nivel del grupo Santo Domingo (Valorem).

Los protagonistas de la historia completa son Gregorio Márquez, cabeza de InqLab, una “firma de venture capital que invierte en emprendimientos de base tecnológica en etapa temprana con alto potencial de crecimiento en el mercado colombiano y latinoamericano”, propiedad de Alejandro Santo Domingo; y (presuntamente) Juan Pablo Mejía, alto ejecutivo de Valorem, el holding a través del cual este maneja sus empresas, y que públicamente dice crecer (…) “apalancándose en su talento y en su prestigio corporativo”.


Los otros protagonistas son Luis Fernando Santos, un ilustre y generoso referente de los medios colombianos cuya voluntad de ceder su participación habría sido burlada por esos funcionarios; y Guillermo Franco, un periodista que se describe así mismo como un ‘pintado en la pared’, receptor de ese porcentaje, que invocó ingenuamente el valor de la palabra y la ética de los negocios para que le dieran lo que le correspondía.
A Márquez y Mejía, Franco los señala de negar primero y luego minimizar la participación en la propiedad del 15% que Santos le cedió a él; y llevar su 5% no solo a cero sino a valores negativos para no reconocerle nada.

Las prácticas corporativas reprobables se resumen en la expresión “abuso de poder”, que llevaron a la violación de principios tan elementales como la buena fe, la confianza legítima y el carácter vinculante de los compromisos de palabra. Y que convirtió una declaración escrita en el Código de Conducta de ese grupo económico, en solo un eslogan: “Generamos confianza porque somos correctos y coherentes con nuestras ideas y actuaciones al tomar decisiones y adoptar comportamientos transparentes y objetivos”.

Guardadas las proporciones, el caso de Pulzo hace recordar la película ‘La Red Social’, que narra la historia no oficial de Facebook, en la que en una de sus escenas Mark Zuckerberg despoja a su cofundador Eduardo Saverin de la mayoría de su propiedad de la compañía, pero con una gran diferencia. La dilución de la participación de Saverin, que financió inicialmente la operación, se hizo a través de maniobras bursátiles, con cierto grado de sofisticación. 

En el caso de Pulzo.com no hubo ninguna dilución accionaria (en los papeles solo hay un dueño); lo que hubo fue dilución de la palabra, esto es: versiones arbitrarias sucesivas que pretendían capitalizar el hecho de que nunca hubo nada escrito, ni interés por hacerlo, para decir, literalmente, cualquier cosa. Con un agravante: se pretendió aprovechar la condición médica de Santos, el minoritario que tenía mayor participación, para hacerlo. En el proceso salieron a flote silencios prolongados, inconsistencias, vacíos, contradicciones, y francas arbitrariedades.

La historia de la controversia de las participaciones en Pulzo se remonta al año 2018; pero en estricto rigor el primer hito de la cronología, al año 2014. En aquel año, en una reunión con los representantes de una banca de inversión (que evaluaban la posibilidad de invertir en Pulzo) se hicieron explícitos unos porcentajes para responder una pregunta sobre “la participación de las personas claves del proyecto”.
“Ana María Arciniegas, gerente, 5 %; Guillermo Franco, director, 5 %; Luis Fernando Santos, 15 %”, respondió Márquez.
Tanto Franco como Arciniegas asistieron a esa reunión. Santos, no.

Ni Franco, ni Arciniegas, ni Santos, hicieron aportes de capital, sino de conocimiento, experiencia y/o trabajo, lo que a la luz de las promesas de participación los convertía en una especie de ‘socios industriales’. Franco y Arciniegas eran empleados. Santos, consultor.
Arciniegas se retiró en el 2015 y, según Márquez, (fue a la única a la que) “se le hizo un reconocimiento de valor, muy chiquitico, para que no quedara en la lona, ‘de queridos’”.

Video: reconocimiento primera participación




Ese reconocimiento muy ‘chiquitico’ correspondió a su 5%, y Franco dice haber establecido el monto. En su gestión de casi dos años, Arciniegas tuvo suficientes logros para mostrar, lo que hace criticable aquella expresión condescendiente de Márquez “de queridos”. En realidad, era su derecho.

En abril de 2018, Santos convocó a Franco a su oficina para comunicarle que se iba a retirar del proyecto, al cual estuvo vinculado desde el año 2013, y le dijo que así se lo había notificado a Mejía, jefe inmediato de Márquez.

En el marco de esa conversación, según Santos, fue enterado de la existencia de su participación, por boca del mismo Mejía.
“Don Luis me dijo que le había hablado de su participación e interrogado sobre qué iba a hacer con ella, sorprendido por saber de su existencia, había manifestado a Mejía que se vinculó al proyecto por “sentirse vivo, activo, vigente en medios”, pero que no tenía esa expectativa. Que, sin embargo, dado que existía, se la cedía a Guillermo Franco”, dice este último, recordando su reunión en la oficina de Santos.

Los gestos de generosidad de Santos hacia sus colaboradores no eran inusuales. En el año 2019, por ejemplo, les cedió la propiedad del reconocido restaurante ‘Longaniza’ a sus empleados.

De la cesión de la participación en Pulzo quedó constancia en uno de los mensajes de un intercambio de correos electrónicos entre Santos, Márquez, Mejía y Juan Andrés Martínez, gerente de Pulzo en ese entonces.

Martínez, que salió de Pulzo, aproximadamente, un año después que Franco (en 2019), le confirmó la existencia de ese intercambio de correos, que se había producido semanas antes de la salida de este último, y que fue testigo de que allí Santos había dejado por escrito su decisión de cederle su parte, con una frase escueta.

En esa misma reunión donde le comunicó la cesión, Santos le dijo a Franco que le habían consultado su opinión sobre su eventual salida de la dirección de Pulzo, y que si así lo habían hecho es porque lo estaban pensando, por lo que le recomendó prepararse para ese golpe.

En junio del 2018, tal como se lo había anticipado Santos, Franco fue llamado por Márquez y por Martínez para comunicarle la decisión de que prescindían de sus servicios.

En ese escenario, Márquez le dijo a Franco que no se preocupara, que le respetarían su participación (del 5%), a lo que este último agregó: “Y la de Luis Fernando Santos” (del 15%). Y aquí es donde comienzan a aparecer los primeros indicios del “patrón sistemático” por desconocer la participación y la cesión: lo que obtuvo en ese momento y durante los cuatro años siguientes fue un silencio sepulcral por parte de Mejía y Márquez. Franco no actuó durante ese lapso para hacer efectiva su participación, pues a su entender era un activo que se estaba valorizando.

Pero los indicios de lo que llama “patrón sistemático” se convirtieron en aplastante realidad en dos reuniones con Márquez en las instalaciones de InqLab en el Parque de la 93 de Bogotá, cuyos audios analizados en retrospectiva (incluidos en este documento) son muy reveladores de las conductas de los funcionarios de Valorem e InqLab.

La primera de ellas, solicitada por Franco para reclamar sus participaciones y/o cualquier beneficio derivado fue el 14 de septiembre de 2022, y se desarrolló en un tono amistoso, incluso se podría decir que personal, lo que no desvirtúa la versión de que ahí Márquez comenzó a hacer gala de conductas corporativas reprobables.

Se delimita y condiciona la participación de Franco: “cuando haya valor”

En esa reunión ocurrieron cuatro hechos significativos.

El primero de ellos es que Márquez reconoció la reunión con la banca de inversión de 2014, y lo dicho allí sobre porcentajes, pero, sin más ni más, le restó validez.
“Sí, sí, sí, pero hoy en día no hay una acción entregada a nadie”, dijo Márquez.

Video: los porcentajes mencionados a la banca de inversión




El segundo hecho significativo fue que Márquez reiteró que se respetaría la participación de Franco del 5%, pero por vez primera (a pesar de que siempre afirmó que se había dicho) la condicionó y la delimitó: se haría efectiva solo en caso de una eventual venta; y no sería sobre el valor total de la propiedad (‘matiz’ que no se había introducido en la reunión con la banca de inversión de 2014, donde era el escenario propicio para hacerlo), sino “cuando haya valor”, expresión que Franco pasó por alto y no pidió aclarar y Márquez tampoco explicó, y que encontraría significado pleno en la segunda reunión.

Acuérdese que usted y yo hablamos… fue de palabra, yo le dije… yo le respetaré de lo que hablamos… Con usted tengo claro que es el 5% cuando haya valor, marica, jueputa, y se lo dije en Crepes”, dijo Márquez.

Video: la promesa de respetar el 5%




Franco pensó en ese momento que, en la práctica, su participación se reduciría a cero mientras no hubiera evidencia de un comprador o inversionista, tipo Gilinski o Univisión, interesado (nombres explícitamente mencionados en la reunión). Pero por lo menos se le mantenía la promesa, que podría hacerse efectiva eventualmente.

Pulzo, que es tal vez el único medio de Santo Domingo (además dueño del Canal Caracol, Blu Radio y El Espectador) que ha estado abierto a inversión e incluso venta, nació como una iniciativa defensiva de este frente al eventual ingreso de agregadores de contenido al país. De hecho, internamente se conocía como el proyecto HP, que hacía referencia al exitoso portal (agregador) estadounidense ‘The Huffington Post’, que ya había incursionado en otros mercados de América Latina.

Ese año, el 2013, el temor se acrecentó por la visita a Colombia de Ariana Huffington, su fundadora a un certamen organizado por el portal Kienyke.

El proyecto se gestó inicialmente en las instalaciones del Canal Caracol, y participaron, entre otros, además de Márquez, cabeza de InqLab, y Santos; Sofía Herrera, quien había sido vicepresidente de Innovación de la Casa Editorial El Tiempo, así como vicepresidente de Nuevas Plataformas de Caracol Televisión; Paula Barrientos, también adscrita a InqLab; Diego Carvajal, entonces ‘Digital Managing Director of ICCK (Digital arm of Grupo Santo Domingo -como dice en LinkedIn-)’, y hoy consultor; y Hernando Paniagua, entonces Director de Portales Digitales de Caracol y hoy vicepresidente Digital de Caracol Televisión, luego de ocupar el cargo de Gerente/Director de Pulzo.

Franco se incorporó tardíamente al grupo y -más adelante- fue oficializado como director, por recomendación de Santos, y responsable del montaje de la operación de contenido, cuando el proyecto salió de las instalaciones de Caracol TV.
Franco había hecho toda su carrera en El Tiempo Casa Editorial, donde ocupó todas las posiciones: redactor, editor de sección, editor de Mesa Central y, finalmente, gerente de contenido de Nuevos Medios y cabeza de Eltiempo.com, medio que entregó como líder y referente digital.
La posición de Santos era que cuando los emprendimientos de medios digitales nacían en organizaciones de medios establecidas terminaban heredando sus vicios, por eso era mejor independizarlos.
Mientras la remota posibilidad de venta se hace realidad, Franco no ha tenido los beneficios de cualquier participante en la propiedad de una empresa, como asistencia a juntas directivas o asambleas para la toma de decisiones; dividendos; pero “sobre todo -dice Franco- acceso a los estados financieros para conocer la situación real de la de la empresa, y no depender de las versiones acomodadas de sus funcionarios”.

Antes de que cante el gallo, habrás negado la participación ¡9 veces!

El tercer hecho significativo de la reunión del 14 de septiembre de 2022 es que a sabiendas de que existía la participación de Luis Fernando Santos y la cesión que este hizo, Márquez la negó sistemáticamente en repetidas oportunidades:

“De lo de Luis Fernando no tengo ni idea… Lo que pasa es que yo no sé en qué quedó esa participación de Luis Fernando, entre Juan Pablo y Luis Fernando. Yo no tengo ni idea (SIC)”, dijo Márquez.
“Porque mientras yo estuve, digamos, supermetido con los números de Pulzo, digamos, específicamente entregadas acciones a nombre de Luis Fernando Santos no hay...”, agregó, a lo que Franco le respondió que sobre el 5% suyo tampoco había registro, y sin embargo él decía reconocérselo desde que se retiró de la empresa en junio de 2018.

De esta manera, Márquez desconoció la validez de hechos mencionados por Franco, como la reunión con la banca de inversión y los porcentajes allí explicitados (en la que él mismo los hizo explícitos); la conversación de Mejía con Santos, donde este último se enteró de su participación e hizo la cesión; y el intercambio de correos electrónicos donde la ratificó (donde él era uno de ellos destinatarios/remitentes).

Pocos minutos después, ante la insistencia de Franco y entrando en contradicción con sus afirmaciones iniciales, Márquez dijo que tenía entendido que (la participación) estaba sujeta al “cumplimiento de metas”, y la hizo explícita: “Lo que yo tengo entendido es que Luis Fernando tenía una participación variable: que si había unos resultados, él ganaba un pedazo; y si no había otros resultados, ganaba otro pedazo. Eso es lo que tengo entendido. Yo no terminé sabiendo cuál había sido el acuerdo final con él, porque yo no manejé eso con Luis Fernando”, dijo.

Pero luego, Márquez vuelve a decir repetidamente que no conoce nada sobre la participación de Santos.

Video: las veces que negaron la participación de Luis Fernando Santos.



En gracia de discusión se puede admitir que Márquez no tuviera conocimiento de la supuesta ‘negociación’ o el supuesto ‘acuerdo’ que hubo con Santos porque la había manejado Mejía, pero resulta extraño que, sin tener ese conocimiento, hubiera dado respuestas a los representantes de la banca de inversión sobre los porcentajes. Esos porcentajes no los saca del sombrero un empleado (Márquez), por más alto que sea su perfil, sin conocimiento de su jefe (Mejía).
De otra parte, resulta inconsistente, por decir lo menos, que haya habido lo que Márquez llama ‘negociación’ o ‘acuerdo’, o supuestas ‘metas’, con la versión del mismo Santos de que se enteró de la existencia de su participación apenas al momento de anunciar su retiro.

Más aún, resulta poco creíble que su desconocimiento de participación alguna cuando fue uno de los destinatarios/remitentes en el intercambio de correos en el que Santos ratificó su decisión de hacer la cesión, tal como lo confirmó Martínez.
En cualquier caso, ese presunto desconocimiento de Márquez se habría solucionado, si hubiera existido buena fe, dice Franco, con algo tan simple como una llamada por WhatsApp (¡que ya estaba inventado!) a Mejía, que, al fin y al cabo, es su jefe inmediato y con quien habla todo el tiempo, para preguntarle por el tema.

Pero Márquez, con sus actitudes y respuestas, hacía aparecer a Mejía como si fuera una figura inalcanzable, como si fuera el mismísimo Alejandro Santo Domingo, el dueño del grupo, que seguramente no se involucra en ‘pequeñeces’ como esta. Y él (Márquez) se erigió en una especie de intermediario entre los simples mortales, como Franco, y los dioses del Olimpo. “Con mucho gusto transmito lo que usted está sintiendo”.


En realidad, incluso cuando Mejía está en su oficina en Nueva York la comunicación con él desde una de las salas de juntas de Valorem, dotadas con sistema de videoconferencia de alta definición, es tan fluida que es casi como tenerlo en persona en Bogotá.

Pero ‘extrañamente’ ninguna alternativa de comunicación pasó por la cabeza de Márquez.

Esto plantea el interrogante de cuál fue el verdadero rol de Mejía. ¿Actuaba Márquez a título personal de forma servil para reducir la participación de Franco y negar la de Santos (y su cesión) y lucirse y mostrar por iniciativa propia resultados a su jefe, Mejía, en defensa de los intereses del grupo Santo Domingo, o era simplemente un ‘mensajero’ de este, como lo dijo en más de una oportunidad en las reuniones para eximirse de responsabilidad?

Video: el papel en la sombra del ejecutivo de Valorem


Exigencia absurda de una constancia escrita de la cesión

El cuarto hecho significativo de la reunión del 14 de septiembre de 2022 fue que, a sabiendas de la condición médica de Santos (que afectaba su memoria), Márquez le pidió a Franco conseguir de él una constancia escrita de su participación y la cesión.

“Yo creo que sí es importante hablar con Luis Fernando, y más si se está jodiendo… hágalo y rápido”, le dijo Márquez a Franco.

Luego agregó: “Yo sé lo del 5, pero lo de Luis Fernando yo no lo sé… y además Luis Fernando debe decir: “oiga mire, aquí está escrito…”, que le dé una carta, alguna mierda, ‘guifra’ (contracción del nombre Guillermo Franco)… yo voy y pregunto, pero usted… hable con Luis Fernando y dígale: “oiga, por favor, escriba esta vaina”... “(…) “Siéntese con él y diga: por favor, qué porcentaje o dígame… que usted cede esto, porque en ese momento hay que decir: ‘Guillermo tiene esta vaina, Juan Pablo, por favor solucione con Guillermo’”.

Video: absurda exigencia de constancia escrita de participación y cesión de 15%, que ellos conocían


Según Franco, en el supuesto poco creíble de que Mejía no estuviera al tanto de las decisiones y actuaciones de Márquez, y a juzgar por el silencio de meses de este último, la promesa de “yo voy y pregunto” no se cumplió.

Franco hace notar que, en sus declaraciones, anteriormente transcritas, Márquez llegó más lejos en sus exigencias: pidió que Santos no solo diera constancia de la cesión, sino que aportara pruebas escritas de su existencia. Por eso, destaca aquella parte en la que dice: “Y además Luis Fernando también debe decir: “oiga, mire, aquí está escrito”, ¿no?”.

Para Franco, la exigencia de conseguir una constancia escrita de Santos de la cesión, y pruebas escritas de la participación, lucían a obstáculos para no reconocerlas, y lo ponía en una situación, por decir lo menos, incómoda, pues significaba molestarlo, invadir su privacidad y la de su familia, y convertir lo que había sido un acto de extrema generosidad en un problema. Y -dice- la apuesta era a que no lo lograría.

Tras una llamada, funcionarios de Valorem e InqLab recuperan súbitamente la memoria: ¡sí existía participación y cesión de Santos!

Dado lo que estaba en juego, después de pensarlo mucho, Franco se atrevió a entrar en contacto con miembros de la familia de Santos, que fueron muy receptivos, escucharon lo que estaba ocurriendo, y decidieron que era necesario aclararlo.

El contacto se perdió por varios meses y fue reestablecido (a lo que contribuyó el ex gerente de Pulzo Juan Andrés Martínez) con Verónica Santos, la hija de Luis Fernando, en marzo de 2023, lo que concluyó en una conversación en la que Franco expuso nuevamente los hechos y acordaron que él entregaría las pistas para ubicar el correo electrónico (remitentes, destinatarios, palabras clave).

Luego de varios meses Franco fue sorprendido por una llamada de Verónica Santos, quien fue mucho más lejos de su solicitud inicial e intercedió por él en llamadas a Mejía, Márquez y Herrera para hacerles una solicitud simple: que se respetara la voluntad de su padre.
Cómo resultado de esa intercesión, Mejía y Márquez ‘súbitamente recordaron’ que sí existía participación, y le dijeron que le comunicara a Franco que lo llamarían.


Aquí nuevamente hay que plantear preguntas, a riesgo de sonar reiterativo: ¿por qué razón Mejía y Márquez tuvieron que esperar a esa llamada para dejar de negar la existencia de participación y la cesión, casi ¡nueve meses después! de que Franco la había reclamado el 14 de septiembre de 2022? Si Márquez en realidad desconocía los términos de la participación y la cesión, ¿no habría sido tan fácil como llamar a su jefe Mejía en esa fecha, o inmediatamente después de ella? Sin embargo, supuestamente no lo hizo. Incluso, el argumento se puede llevar más lejos: ¿Por qué Márquez no llamó a Mejía al momento de su salida de Franco de la dirección editorial de Pulzo, en junio del 2018, si supuestamente no sabía nada?

Para Franco es claro que por más encumbrada, respetada, poderosa que fuera una persona que los llamara, si la participación no fuera un hecho y no existieran indicios, pruebas y testigos de ella, no hubieran respondido afirmativamente a la petición de Verónica Santos. En otras palabras, Franco cree que su reacción ante dicha llamada solo pone en evidencia que conocían de antemano la voluntad de Santos, pero querían negársela a él, aprovechando su condición médica.

La respuesta de Márquez y Mejía a la llamada de la hija de Santos -dice Franco- contrasta marcadamente con la exigencia en la reunión del 14 de septiembre de 2022 de conseguir una constancia escrita de la cesión y el porcentaje.

Plan B de Valorem e InqLab: de la negación a la minimización

Así, el 14 de junio de 2023 hubo una nueva reunión en las oficinas de InqLab del Parque de la 93, donde el tono en general Franco describe como hostil. Ante la imposibilidad de negar la participación, los funcionarios de Valorem, en cabeza de Márquez, optaron por una estrategia de minimización progresiva.

Para ello, primero, no hicieron ninguna referencia a que el porcentaje de Santos (el 15 %) fuera sobre el valor total (como se había dado a entender en la reunión con la banca de inversión), o sobre el “valor generado”, como el de Franco; es decir, sobre el precio en caso de una eventual venta, menos lo invertido (según ellos, 8 millones de dólares), como se explicó en esta misma reunión.
Si la participación de Santos no era sobre la propiedad total, ni sobre el ‘valor generado’, ¿entonces sobre qué era?

Aquí viene el mayor golpe: de acuerdo con Márquez, el porcentaje de Santos “fue pactado” sobre el millón de dólares de inversión inicial, lo que equivaldría -pensó Franco- a US$150.000, si se toma el 15%.

Luego de haber negado la existencia de participación alguna y su cesión, ¿qué credibilidad tiene la versión de que era sobre el primer millón de dólares? Franco dice que ninguna, que simplemente fue una nueva versión para ajustarla a su conveniencia, y que para ello tuvieron mucho tiempo para pensarla.

Pero que el porcentaje fuera supuestamente sobre el millón de dólares invertido el primer año no era el único golpe, aún le esperaba otro.

El porcentaje también fue reducido: no sería el 15%, sino el 5 %, porque el 10 % restante, supuestamente, “se había pactado” como porcentaje variable sujeto al cumplimiento de metas, pero que como este nunca se había perfeccionado, no se reconocería.
El 5% por ciento de un millón de dólares son US$50.000 dólares. “El 5% es la que está”, dijo Márquez.

“Luis Fernando tuvo un 5 % con la primera inversión de un millón de dólares y se dijo que se le daba un 10 % adicional para completar un 15 % (3,33 %, 3,33 %, 3,33 %), que nunca se definió porque no se cumplieron los objetivos”, dijo Márquez. Luego reiteró: “(Se le dijo) Luis Fernando, usted puede tener un 15 %, pero ese 10 % (3,33 %, 3,33 %, 3,33 %) se acuerdan bajo unos resultados. No se acordaron nunca”.

Video: Cómo se redujo el 15% a su mínima expresión



En esa reducción de la participación de Santos que hizo Márquez, Franco hace notar, nuevamente, expresiones como “se dijo que se le daba (…)”, “Luis Fernando, usted puede tener un 15%”, que hacen suponer la existencia de conversaciones con Santos, incompatibles con su propia versión (la de Santos, comunicada a Franco) de que se enteró de su participación al momento de su retiro de Pulzo.

Aquí surgen otra vez las preguntas: ¿por qué tantas modalidades de participación y diferentes condiciones para hacerlas efectivas no se hicieron explícitas en la reunión con la banca de inversión en 2014, si era el escenario, el contexto indicado para hacerlo? Dado que la responsabilidad de definir unos resultados era fundamentalmente de Valorem e InqLab, ¿por qué no se decidió reconocerle a Santos el 15% completo como porcentaje fijo, de “queridos”, como hicieron con Arciniegas?

Además, Franco destapa una contradicción en las declaraciones de Márquez, que pueden ser constatadas en los audios: ¿No resulta contradictorio decir que no se reconocería el porcentaje variable porque no se definieron unas metas, pero al mismo tiempo decir que estas no se habían cumplido? Si no se habían definido, ¿cómo así que no se habían cumplido? Un verdadero galimatías.

En el supuesto -discutible- de que se hubieran definido un porcentaje fijo y uno variable, ¿por qué no podían estar invertidos; es decir, un 10% fijo y un 5 % variable? ¿Por qué no reconocieron que el porcentaje de Santos era, si no pleno, al menos sobre el “valor generado”, como el de Franco, a pesar de que ellos habían permanecido aproximadamente el mismo tiempo en el proyecto, habían sido coautores de parte de los resultados, y se habían retirado casi de forma simultánea? ¿Por qué el tratamiento diferencial con Franco?

Franco reitera que la respuesta a todas las preguntas es muy simple: como no había nada escrito, se podía decir cualquier cosa, como efectivamente estaba ocurriendo. Y -según él- pasó mucho tiempo para armar una respuesta que se acomodara a sus intereses. Márquez no presentó documentos escritos de que la participación de Santos había sido desde el comienzo sobre el primer millón de dólares, o que este se había dado por notificado de que una parte (10%) correspondía a un porcentaje variable, sujeto al cumplimiento de metas.

El tema de las participaciones es tan sensible en cualquier compañía, que -según Franco- este manejo de las de Pulzo viola varios principios del propio Código de Conducta de Valorem, empezando por aquel descrito en los valores de la compañía, ya citado: “Generamos confianza porque somos correctos y coherentes con nuestras ideas y actuaciones al tomar decisiones y adoptar comportamientos transparentes y objetivos”. “¿Fueron correctos, coherentes, transparentes y objetivos en este caso?”, pregunta sarcásticamente Franco.

Así mismo, las participaciones (en particular, constancia del conocimiento de Santos de los términos y condiciones, y su aceptación) deberían no ser un tema verbal sino aparecer en documentos internos; por ejemplo, en los registros contables; tal como dice el numeral 9.5 (Sobre manejo responsable de la información): “Valorem está comprometida con emitir informes, reportes contables y estados financieros precisos y veraces en cumplimiento de las normas, de tal manera que reflejen fidedignamente sus operaciones y transacciones en general”.

Franco destaca de esa cita la parte que dice “en cumplimiento de las normas”, lo que a su juicio no es un tema menor, porque la omisión de esas participaciones y sus condiciones -según consultas que hizo con expertos en diferentes especialidades del derecho- tiene consecuencias tributarias (Registro Único de Beneficiarios Finales, RUB); y hasta efectos penales (si se presentaron actos o documentos sin esta información ante terceros: banca de inversión, comunicaciones formales, informes contables). Además, la Superintendencia de Sociedades podría abrir una investigación por prácticas fraudulentas, abuso de posición dominante en sociedades y violación de deberes contables.

El intento de darle un mayor alcance a la intervención de la familia


Ante la reacción adversa de Franco frente a los valores presentados, Márquez respondió: “(…) le digo lo que me dijo Juan Pablo… después de haber verificado con Verónica todo el tema”.
“Todo el tema” con Verónica Santos se redujo a la solicitud de que se cumpliera la voluntad de su padre, según la conversación que Franco tuvo con ella. Ella no quiso, ni quería, involucrase en discusión sobre porcentajes, sobre qué se aplicarían, ni condiciones. Con tal que no es cierto -según Franco- el alcance que los funcionarios de Valorem han querido darle a su intervención como validación de su versión sobre la participación de Santos.

Sin embargo, ella sí le dijo a Franco que alguno de sus interlocutores (Mejía, Márquez o Sofía Herrera) le había hablado de ‘dilución’, que, como ya se ha visto, no existió al menos en términos bursátiles, por una razón: en los papeles y registros solo aparece un dueño: RS360, que es empresa del grupo.

Luego, según recuerda Franco, le pidió marginarla de sus reclamaciones: “Yo no quiero intervenir en discusiones de porcentajes ni nada de eso; salgo de la ecuación”, le dijo a Franco.
Franco dice que quiere dejar en claro que su controversia es con los funcionarios de Santo Domingo, y que no quiere involucrar en ella a Santos ni a su familia, que simplemente tuvieron un acto de extrema generosidad con él.

Video: cómo pretendieron avalar la versión acomodada de la participación del 15%


Aquí hay que insistir con el mismo interrogante, pero agregando el elemento ‘metas’: si existía tanta claridad sobre el porcentaje, sobre qué se aplicaría y las condiciones por cumplimiento de metas, ¿por qué no se dijo desde el primer momento, no de la reclamación de Franco en la primera reunión (la del 14 de septiembre de 2022), sino incluso antes, por ejemplo, desde la fecha de la reunión con los representantes de la banca de inversión de 2014, o al momento de su salida en 2018? Era un dato relevante en esos contextos.
Lo absurdo -según Franco- es que Santos solo se enteró de su participación al momento de su retiro.

El perfil del principal minoritario

Fácil concluir que si no conocía de participación, menos de supuestas metas. Así mismo, resulta ridículo decir que se le habían establecido metas a una persona de su nivel, como si se tratara de un vendedor novato de publicidad.

El ‘novato’ al que supuestamente se le habían establecido metas para reconocerle la mayor parte de su porcentaje (10% de un 15% total) es descrito como un visionario de los medios, la tecnología y los negocios, que anticipó en Colombia la revolución digital y que convirtió un periódico de papel en uno de los conglomerados multimedia más importantes del país, que luego fue vendido por un valor superior al de ‘The Washington Post’.

El inventario excesivamente parcial de sus logros incluye haber montado el primer sitio web de medio de comunicación en Colombia, Eltiempo.com, al mismo tiempo con el de ‘The New York Times’, en 1996. Montar la primera ‘redacción convergente’ del país y una de las primeras en el mundo: un solo motor de contenido para alimentar a diferentes marcas, productos y medios de la casa Editorial El Tiempo. Ser pionero en la inversión y apoyo a emprendimientos digitales colombianos en una época que se les miraba con escepticismo como moda pasajera. Dos de ellos, metrocuadrado.com y elempleo.com (del que Márquez era copropietario), consolidaron la migración de los avisos clasificados en papel al mundo online.

En el supuesto de que tales metas a Santos hubieran existido, la lectura que se puede hacer es que su gestión fue tan desastrosa que no se hizo acreedor ni siquiera a parte de ese porcentaje variable, lo que es un absurdo porque parte de sus resultados dependían de Franco, y al momento de su retiro entregaron a Pulzo en los primeros lugares de los portales de mayor tráfico en Colombia, y el primero como nativo digital, algo que puede ser atestiguado por sus propios competidores.
Con datos de SimilarWeb, Pulzo ocupaba el segundo lugar entre los sitios de mayor tráfico en Colombia.

La ‘desmeritocracia’

Cuando Franco expuso estos argumentos, Márquez trató de aclarar diciendo que lo que no se había dado eran los resultados de Pulzo (no los de Santos).
En sitios web de medios hay dos indicadores, fundamentalmente, tráfico e ingresos.

En el primero de ellos, Franco y Santos que, hay que reiterarlo, trabajaron estrechamente, entregaron a Pulzo.com en los primeros lugares de tráfico en Colombia (en solo cinco años, un plazo que superó las expectativas), posición que mantuvo por mucho tiempo (según los indicadores de Usuarios Únicos, Páginas Vistas, Engagement, entre otros), gracias a una buena gestión en su momento, primero, de Martínez, y luego de Hernando Paniagua, hoy vicepresidente Digital de CaracolTV, que mantuvieron por un tiempo el crecimiento sostenido.

En algún momento, sin embargo, hubo un cambio de tendencia, atribuible parcialmente al entorno de los medios digitales a nivel mundial: ajustes de los algoritmos de Facebook y Google, cambio de hábitos de consumo de contenido de los usuarios (hacia redes sociales) y la introducción de la inteligencia artificial para entregar respuestas en resultados de las búsquedas, entre otros factores.

A pesar de ese entorno adverso, Juan Sebastián Quintero, Gerente de Producto e Innovación de Pulzo, aseguró (en marzo de 2025) que “en 2024 Pulzo se ubicó como el tercer medio de comunicación con más visitas en el año pasado y el mejor índice de ‘engagement’ en dic-24”. En las tablas adjuntas a su publicación, Pulzo aparece con 265 millones de visitas, debajo de El Tiempo, con 488 millones, e Infobae, con 416 millones; así como de tercero con un indicador de ‘engagement’ de 5,8, debajo, nuevamente de El Tiempo, con uno de 7,1, e Infobae, con uno de 6,6. Ambos datos, visitas y ‘engagement’ son certificados por Comscore, cuyos datos son usados por el mercado para hacer inversión publicitaria. Quintero interpreta estos indicadores como la demostración de que “a los lectores les gusta lo que hacemos y siempre regresan por más”. Franco cree que esos indicadores deben tener algún peso en la determinación del valor de la empresa.

En el hipotético caso de que hubieran existido las metas a Santos (y este se hubiera dado por notificado), el éxito en tráfico durante su gestión y la de Franco daría a que se reconociera a este último parte del porcentaje variable, que es la base del segundo indicador, los ingresos, que no se podría esperar fueran resultados inmediatos. Pero Santos y Franco dejaron las bases para obtenerlos.

Cuando Franco argumentó sobre esto último (la posición de Pulzo por tráfico), Márquez pasó a demeritar sus logros y los de Santos, en particular negó que habían montado la operación de contenido (lo que es cierto y de lo cual pueden dar constancia decenas de periodistas que arrancaron el proyecto). Franco insistió en lo que Santos había planteado como desafío: que el equipo periodístico sacara el concepto de la agregación de contenido de una simple presentación de Power Point y lo llevara a la práctica, lo que -sin demeritar el trabajo en equipo- los diferencia de todos aquellos “padres fundadores” que se atribuyen la paternidad de Pulzo, y que hace recordar aquello de que el éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano.

“Luis Fernando no monta solo la operación con usted. Seamos claros”, dijo Márquez.


Márquez luego trató de desvirtuar el mérito del tráfico, sin siquiera tener la decencia de atribuírselo a ese trabajo en equipo, sino a una persona exclusivamente, también funcionario de InqLab, subordinado a él.

Según Franco, el alma de esa estrategia, que es cierto fue un trabajo en equipo (incluyendo a la gente de Marquez), fue Ana María Arciniegas, la gerente inicial, que, por ejemplo, como parte de la estrategia, usó inteligentemente la distribución del contenido a través de redes sociales, en particular de Facebook, que permitía aumentar el alcance de las publicaciones mediante inversión, algo poco conocido en ese entonces en Colombia.

Santos pensaba que sin un contenido de calidad la operación no era sostenible, ni la meta de obtener resultados en el área de ingresos a mediano plazo. Así mismo, que sin contenido de calidad, ninguna estrategia de distribución de este tendría éxito.

Y el peso principal del contenido de calidad lo tenía el equipo periodístico, del que en los primeros años formaron parte, entre muchos otros, María Esperanza Arias, Fernando Mejía, Natalia Noguera, Jaime Bernal, Tatiana Munévar, Jaime Dueñas Gustavo Gómez, Jorge Benavides, Carlos Gama, Sergio Jácome…

Video: expropiación de méritos



Tan disruptiva fue la incursión de Pulzo con la agregación de contenido (en realidad, curaduría), que fue demandado por los periódicos colombianos en 2014, aglutinados en Andiarios (Hoy, AMI, Asociación Colombiana de Medios de Información). Incluso esa demanda estaba dentro de los indicadores de éxito. El pleito terminó en conciliación en el año 2018. Hoy, prácticamente todos los medios colombianos hacen agregación de contenido, pero sin las buenas prácticas de Pulzo, promovidas por Santos y Franco desde un comienzo: entrecomillar, reconocer y atribuir la fuente de información y enlazar para llevarle tráfico.

Chao a las promesas de respetar la participación del 5%: “Esta mierda no ha retornado un hijueputa peso”

Cuando Márquez dio por hecho que se había cerrado el tema de la participación de Santos, le dijo a Franco: “Ese es el lado de Luis Fernando, ¿Qué hacemos con el 5% del valor generado de Guillermo? Porque ese es “valor generado”, siempre lo hemos dicho (No, lo había mencionado él por primera vez, lo impuso en realidad, en la reunión del 14 de septiembre de 2022: “cuando haya valor”)”.

A partir de ese momento Márquez olvidó todas las promesas de que se respetaría la participación de Franco, y repitió el mismo patrón para minimizarla.

Súbitamente, Pulzo.com, que ha sido catalogado y presentado públicamente como uno de los emprendimientos digitales de medios más exitosos de Colombia, y por el que Márquez saca pecho, terminó convertido en esa reunión del 14 de junio de 2023 en un completo fracaso por cuenta de sus palabras.

“Llevamos 8 (US millones de inversión) y esta mierda no ha retornado un hijueputa peso”, dijo.

Luego hizo un ejercicio arbitrario de valoración, no solo para reducir a cero la participación del 5%, sino dejarla en números negativos.
“Aquí se han invertido 8 millones de dólares y hoy esta compañía hoy no vale 8 millones de dólares. ¿Cuánto vale Pulzo? ¿Cuánto vende Pulzo? ¿10 mil millones? ¿2 millones de dólares?... 2 millones de dólares, eso vende Pulzo. 2 millones año. Y ha invertido 8. Póngalo que usted lo vende… a ver, El Tiempo en su momento se vendió en 11 veces el Ebitda, en el mejor de los momentos. Y eso equivalía, más o menos, a uno punto algo de… ‘revenues’, que es facturación. Póngale que usted haga lo mismo en Pulzo, equilibre… el Ebitda, puede multiplicar por 100 y ni llega a los 2 millones. Y coja 1,5 por… de ‘revenues’ y está hablando de 3 millones de dólares y ha invertido 8. El valor generado se llama menos 5 a hoy”, dijo Márquez.
Luego agregó: “Pulzo no ha sido negocio, siento decirle que no ha sido negocio”.

Video: cómo de valora una empresa en 1 minuto 18 segundos, sin documentos para reducir, a cero participación del 5%. ¿Cuánto vale Pulzo?



La conclusión, según Franco: “Ahora salí a deberle a Santo Domingo”.

Viendo en retrospectiva esa declaración, Franco ridiculiza las palabras de Márquez asegurando que Pulzo debería figurar en los registros contables de Valorem como un proyecto de ‘responsabilidad social’, porque ya cumple 12 años haciendo beneficencia.

Luego pregunta si eso, que se presentó como palabra final en esa reunión, fue un ejercicio serio de valoración de una participación en un emprendimiento digital. Y se responde: ¡no!, “es una caricatura, que solo confirma el patrón de negar, minimizar hasta cero, mediante tropelías, la participación. Un caso de estudio para facultades y escuelas de negocios, en particular de la que egresó Márquez”.

Ese cálculo de minuto 18 segundos se hizo en junio de 2023, otra vez, sin ningún documento contable a la vista que incluyera -entre otras variables- los ingresos acumulados, los gastos, las amortizaciones, las reinversiones… de los 10 años que pudiera ser evaluado por un tercero, ni pruebas escritas, en un marcado contraste con la forma en que Márquez le había exigido a Franco obtenerlas de Santos para probar la participación y la cesión.

Para entonces, Pulzo completaba ya casi los 10 años en el mercado y -según Márquez- había alcanzado el punto de equilibrio. Además, el cálculo se hizo basado exclusivamente en el Ebitda (“Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation, and Amortization -Beneficios Antes de Intereses, Impuestos, Depreciación y Amortización-), que no es el único parámetro para valorar una compañía.

Como otro parámetro de comparación, nuevamente, guardadas las proporciones: cuando Facebook adquirió Instagram en 2012, esta última era un pequeño ‘startup’ sin ingresos ni ganancias y su Ebitda no era público. No obstante, Facebook lo adquirió por mil millones de dólares basado en el potencial de crecimiento futuro, lo que hizo objeto de burlas a Mark Zuckerberg. Hoy, el valor de la marca se calcula en 100 mil millones de dólares.

La versión de Márquez sobre el aparente bajo valor de Pulzo para minimizar la participación de Franco además entra también en contradicción con su propia afirmación en la primera reunión, la del 14 de septiembre de 2022, sobre el valor real de la compañía.

En aquella reunión se habló de la posibilidad de una eventual venta, con nombre propio a un Univisión o a un Gilinski, como una oportunidad para que Franco obtuviera beneficio de su participación prometida.

“Si viene Gilinski (a comprar), ¿usted cree que Alejandro Santo Domingo se va a dejar joder por 8 millones de dólares?”, sugiriendo un valor para la compañía mucho mayor.
Puesto en otras palabras: si la valoración es para Alejandro Santo Domingo, Pulzo vale mucho; si la valoración es para Franco, Pulzo no vale nada.

En eso terminaron convertidas las promesas de respetar la participación del 5 %, y agrega que eso fue una aparente represalia por haber logrado probar la existencia de la participación de Santos y la medición de su familia para que se cumpliera su voluntad.
Incluso si se vendiera Pulzo, a la luz de las versiones cambiantes, lo que Franco llama “patrón sistemático” para negar y minimizar la participación de los minoritarios, no descarta que la venta se pueda presentar como una fusión (remember Bavaria) u otra figura para -valga la redundancia- negar su participación.

A pesar de que Márquez insistió en que aquello del 5% siempre había sido sobre el “valor generado” (no sobre la propiedad total), Franco reitera que fue la primera vez que se mencionó, tanto así que pidió explicar el concepto en esa reunión y sobre un valor hipotético de venta se calcularon números.

Para poner las cifras en contexto, y a manera de simple ejercicio teórico (“echar globitos”) para ilustrar los tipos de participación, porque no se tiene idea de la valoración de la empresa (se refiere a una valoración seria, no como la que hizo Márquez), ni ha aparecido ‘un Gilinski’ o ‘un Univisión’ interesado en comprar o invertir en Pulzo, Franco hace estos cálculos:

Si se hubiera reconocido el porcentaje pleno sobre la valoración de la compañía, como se dijo inicialmente en la reunión con la banca de inversión, y un precio de venta teórico de US$20 millones (cifra sacada del sombrero en una de las reuniones solo para explicar el concepto de lo que Márquez llamó “valor generado”), a Franco le hubiera correspondido US1.000.000 + US$3.000.000 de Santos = US$4.000.000.

Si hubiera sido sobre el “valor generado”, a los US$20 millones se le restarían los US$8 de la inversión inicial y sobre ese resultado (US$12 millones), que es el “valor generado”, se sacarían los porcentajes. Es decir, Franco recibiría 600 mil dólares. Si a Santos se le hubiera reconocido su 15 % sobre ese “valor generado”: Franco hubiera recibido US$ 1.800.000 adicionales por la cesión, lo que totalizaría US$2.400.000.
Pero esos “globitos” también sirven para poner en contexto los $50 mil dólares a los que redujeron la participación de Santos.

Si se acepta que el porcentaje de Santos (15%) era solo sobre el millón de dólares inicial, y que el suyo (5%) era valor sobre ‘valor generado’, premisas que Franco no acepta, a él le corresponderían US$150.000 más su 5% sobre el en caso de venta.

Todo esto significa que el ofrecimiento de US$50.000 no solo es irrisorio, sino grosero.

Franco, además, caricaturiza la situación diciendo que Santos resultó con menos participación nominal que él, que comparado no pasa de ser un “completo pintado en la pared”.

Y cierra el tema diciendo que es claro con este “ejercicio de echar globitos” es que cualquiera sea el cálculo que se haga debe partir de cifras reales de valoración del emprendimiento (ojalá por parte de un tercero, con documentos en mano), no sacadas del sombrero o las tripas para acomodarlas.

Lo cierto es que hoy, más de dos años después de la última reunión de Márquez con Franco (El 14 de junio de 2023), la petición de este último de que quedara alguna constancia escrita de la participación propia y la de Santos que le correspondían -incluso ‘mutiladas’-, para no correr el riesgo de que alguno de ellos tuviera problemas de memoria, no fue entregada por InqLab y Valorem, lo que según Franco solo ratifica la mala fe que ha rodeado el asunto. En esa reunión Franco tampoco aceptó los 50.000 dólares que, según ellos, le correspondían, porque -dice- sería avalar todos los atropellos de los que fue víctima.

Entre tanto, los directivos de Pulzo siguen presumiendo de su éxito.
Andrés Murcia Monroy, CEO de Pulzo, aseguró que en 2024 el portal había logrado “Ebitda positivo con un crecimiento de ingresos de 37 % en un mercado que decreció el 4 %”.

Una publicación del portal Valora Analitik asegura que los ingresos de Pulzo durante 2024 fueron de $11.300 millones de pesos, pero con pérdidas de 1.197 millones, y cita como fuente RUES y cámaras de comercio.

De víctima con el elempleo.com a victimario con Pulzo.com

Márquez es reconocido en Colombia por su amplia experiencia en emprendimientos digitales, donde el respeto por el valor de la palabra lo es todo. En particular, su nombre está asociado Elempleo.com, hoy propiedad de El Tiempo Casa Editorial, de Luis Carlos Sarmiento.
En la conversación del 14 de septiembre del 2022, Franco le preguntó cómo le había ido a él con su participación en dicho portal cuando este grupo de medios fue adquirido por el Grupo Planeta, de España, a lo que Márquez respondió que no se le había pagado lo que en realidad le correspondía: a “El Tiempo lo vendieron (por) 11 veces el (valor del) Ebitda y a mí me pagaron (solo) 8 veces el Ebitda”.

No solo porque desconocieran la voluntad de Santos de la cesión, sino que incluso desconocieran su propio porcentaje, Franco le pidió el favor de que no repitiera con él la injusticia que habían cometido en su caso.
El llamado de Franco no tuvo éxito, así como tampoco lo tuvieron sus críticas a la violación de la palabra y la ética de los negocios.

Intentos de conciliación


Franco tuvo dos acercamientos al grupo Santo Domingo para intentar una conciliación.

En el primero de ellos, a comienzos de junio de 2024, generosamente el abogado Pablo Felipe Robledo, ex superintendente de Industria y Comercio (SIC), aceptó interceder por él para conseguirla. La respuesta que le transmitió Robledo es que el grupo había delegado la interlocución en Juan Pablo Mejía, quien entraría en contacto una vez estuviera en Colombia.

A pesar de que Franco aceptó la reunión con Mejía con escepticismo, pues este es el presunto autor de las tropelías en su caso, esta nunca se concretó por desinterés del grupo. Pasaron 13 meses de silencio.
A finales de junio de 2025, Robledo le comunicó a Franco que había sido contactado por Nicolás Umaña, relacionista público del grupo, para que concertara una cita con él, reunión que tuvo lugar el 16 de julio de 2025.

En ella, Umaña dijo que el grupo estaba en la mejor disposición, y que prueba de ello es que no había mandado a los (abogados) ‘penalistas’ a la reunión. Luego, que iba en representación, otra vez, de Juan Pablo Mejía, quien por diversas fuentes había sido informado del malestar que tenía Franco con el tema de las participaciones.
A pesar de su escepticismo, por el rol de Mejía en el caso, Franco utilizó la oportunidad para exponer sus argumentos.

Umaña dejó claro que no tenía el papel de negociador, que simplemente iba a presentar un reporte. No es difícil imaginar cuáles fueron los términos de su reporte, a juzgar por el nuevo silencio de los funcionarios del grupo.

En esa reunión Franco también dejó en claro que estaba buscando asesoría legal, lo que implicaba, necesariamente, que el caso se iba a hacer público en cualquier momento, como efectivamente lo está haciendo con la divulgación de este documento.
Así, dice haber hecho caso públicamente a una consigna que hay en la página web de Valorem: “Denuncie, hacer lo correcto es fácil”.







Comentarios

  1. Buenos días, Guillermo. Le escribe Martín Pinzón, del Diario La República. Nos interesa hacer una nota de su caso. Escríbame a mi correo: mpinzon@larepublica.com.co para coordinar una entrevista, gracias.

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