Medios y Extremos
Cómo ‘expropió’ el grupo Santo Domingo la participación en Pulzo de Luis Fernando Santos y el periodista Guillermo Franco
POR GUILLERMO FRANCO M
Los funcionarios de ese grupo económico Gregorio Márquez y (presuntamente) Juan Pablo Mejía primero negaron y luego minimizaron la participación en la propiedad del 15% que Santos le cedió a Franco; y llevaron el 5% de este último no solo a cero, sino a valores negativos para no reconocerle nada.
La denuncia de las prácticas reprobables de los funcionarios del grupo Santo Domingo fue hecha en un extenso texto por Franco en un blog con el título ‘La de Pulzo, una ‘expropiación’ al estilo del grupo Santo Domingo, que incluye audios contextualizados como elemento probatorio.
Lo que Franco llama ‘expropiación’ se hizo a través de versiones arbitrarias sucesivas que pretendían capitalizar el hecho de que nunca hubo nada escrito, ni interés por hacerlo, para decir, literalmente, cualquier cosa. Con un agravante: Franco dice que se pretendió aprovechar la condición médica de Santos (que afectaba su memoria) para hacerlo.
Las actuaciones más controversiales de los funcionarios de ese grupo económico tuvieron lugar en dos reuniones, una el 14 de septiembre de 2022, convocada por Franco para reclamar esos porcentajes, y/o cualquier beneficio derivado; y otra, el 14 de junio de 2023, donde recibió respuesta obligada, no espontánea, a sus pretensiones. Los audios presentados corresponden a esas reuniones.
Pulzo, que nació en el 2013 y es presentado públicamente en la actualidad como el emprendimiento de medios digitales más exitoso de Colombia, fue entregado por Santos y Franco en 2018 como uno de los de mayor tráfico del país y líder nativo digital, tras cinco años de gestión.
Santos, entre otras de sus funciones, trabajó estrechamente con Franco en el montaje de la operación de contenido.
Santos fue uno de los propietarios de El Tiempo Casa Editorial y su presidente por muchos años, y es presentado en el texto de Franco como un visionario de los medios de comunicación. Franco hizo toda su carrera en esa misma organización ocupando posiciones de redactor, editor de sección, editor de Mesa Central y, finalmente, cabeza de Eltiempo.com.
Negación de participaciones y condicionamientos
En la primera de esas reuniones, según la versión de Franco, a sabiendas de que existía la participación de Santos y la cesión que este hizo, Gregorio Márquez, cabeza de InqLab, la negó sistemáticamente en repetidas oportunidades.
InqLab es una “firma de venture capital que invierte en emprendimientos de base tecnológica en etapa temprana con alto potencial de crecimiento en el mercado colombiano y latinoamericano”, propiedad de Santo Domingo. “De lo de Luis Fernando no tengo ni idea…”, dijo una de esas tantas veces Márquez, quien siempre dijo actuar simplemente como un mensajero de Juan Pablo Mejía, alto ejecutivo de Valorem, el holding a través del cual Alejandro Santo Domingo maneja sus empresas.
Con su negativa, Márquez olímpicamente desconoció la validez de lo que él mismo había dicho a los representantes de una banca de inversión en 2014 para responder a una pregunta sobre la participación de las personas claves en el proyecto: “Ana María Arciniegas, gerente, 5 %; Guillermo Franco, director, 5 %; Luis Fernando Santos, consultor, 15 %.
“Sí, sí, sí, pero hoy en día no hay una acción entregada a nadie”, dijo Márquez al reconocer la reunión con la banca de inversión e identificarla.
Así mismo, hizo caso omiso de la constancia escrita donde Santos ratificaba en 2018 la cesión a Franco con una frase escueta en un intercambio de correos electrónicos en la que él mismo (Márquez), así como Mejía y Juan Andrés Martínez, el entonces gerente de Pulzo, era uno de los remitentes/destinatarios. Se habla de ratificación porque en realidad la cesión, según la versión que Santos dio a Franco, la hizo en forma verbal por vez primera también en 2018 a Mejía, cuando le anunció que se retiraba del proyecto, al cual estuvo vinculado desde 2013.
Según Franco, fue la primera vez que Santos supo que tenía participación: “Don Luis me dijo que había hablado (con Mejía) de su participación e interrogado sobre qué iba a hacer con ella, sorprendido por saber de su existencia, había manifestado que se vinculó al proyecto por “sentirse vivo, activo, vigente en medios”, pero que no tenía esa expectativa. Que, sin embargo, dado que existía, se la cedía a Guillermo Franco”, recuerda este último.
Meses después de ese encuentro con Santos, cuando fue retirado de la dirección de Pulzo en junio de 2018, Márquez le dijo que respetaría su 5%, a lo que Franco agregó: “y el 15% de Luis Fernando”, y lo único que obtuvo, no por días sino por más de cuatro años fue un silencio total. Franco no actuó durante ese lapso para hacer efectiva su participación, pues a su entender era un activo que se estaba valorizando.
Franco asegura que aun admitiendo el supuesto desconocimiento de Márquez de la existencia de participación alguna de Santos, si hubiera habido buena fe, eso “se habría solucionado preguntando por ella a Juan Pablo Mejía, que, al fin y al cabo, es su jefe inmediato, con el que habla todo el tiempo, y que -según Márquez- era quien había hecho el ‘acuerdo’ con Santos”.
El otro hecho significativo en esa reunión es que a pesar de que Márquez dijo que le reconocería su 5% lo condicionó y lo delimitó por primera vez: se haría efectivo solo en caso de una eventual venta, y no sería sobre valor pleno (‘matiz’ que no se había introducido en la reunión con la banca de inversión de 2014, donde era el escenario propicio para hacerlo), sino “cuando haya valor”, expresión que Franco pasó por alto y no pidió aclarar y Márquez tampoco explicó, y que encontraría significado en la segunda reunión: el porcentaje sería aplicado sobre lo que llamó ‘valor generado’; es decir, sobre el resultado de restarle al precio de una eventual venta lo invertido (8 millones de dólares, según él).
Intervención de la familia: que se respete la voluntad de mi padre
Pero los presuntos actos reprobables de los funcionarios de Santo Domingo adquieren un matiz más oscuro, escandaloso si se quiere, cuando en esa misma reunión de 2022 Márquez -según la denuncia de Franco- a sabiendas de la condición médica de Santos, le exige repetidamente pedirle constancia escrita no solo de la cesión sino de la participación.
“Yo creo que sí es importante hablar con Luis Fernando, y más si se está jodiendo… hágalo y rápido”, le dijo Márquez a Franco.
Más adelante agregó: “(…) y además Luis Fernando debe decir: “oiga mire, aquí está escrito…”, que le dé una carta, alguna mierda, ‘guifra’ (contracción de su nombre)”.
La promesa de respetar el porcentaje de Franco, incluso mutilada, se hizo a pesar de la afirmación según la cual “hoy en día no hay una acción entregada a nadie”, misma que sirvió para negar la de Santos.
Franco dice en su denuncia que la exigencia de constancia escrita por parte de Santos lucía a obstáculo para no reconocerle la participación y la cesión.
Dado lo que estaba en juego, Franco dice que a riesgo de invadir la privacidad e intimidad de la familia de Santos, acudió a ella, también a riesgo de convertir lo que había sido un acto de extrema generosidad en un problema.
En su texto Franco deja claro que su controversia es con los funcionarios de Santo Domingo, y que no quiere involucrar en ella a Santos ni a su familia.
Estas gestiones, que incluyeron la solicitud a una de sus hijas de verificar el correo electrónico, duraron meses, pero fueron respondidas favorablemente. Incluso ella fue mucho más lejos y llamó, entre otras personas, a Márquez y Mejía, con una simple petición: que se respetara la voluntad de su padre.
Franco dice que, como resultado de la intercesión de la familia, Mejía y Márquez ‘súbitamente recordaron’ que sí existía participación, y le dijeron que le comunicara a Franco que lo llamarían.
La estrategia de minimización de la participación
De esta forma se gestó la segunda reunión, el 14 de junio de 2023, cuyo tono, a diferencia de la primera, Franco describe como hostil. Ahí, Valorem e InqLab pasaron de la negación a la minimización de la participación de Santos.
El primer golpe consistió en descartar que la participación fuera plena, como se sugirió en la reunión con la banca de inversión de 2014, o sobre el concepto de “valor generado”, como la de Franco.
Márquez dio el primer golpe al decir que “Luis Fernando tuvo un 5% con la primera inversión de un millón de dólares”.
Luego vino el segundo golpe: el 10% restante, para completar el 15%, fue supuestamente ‘pactado’ como un porcentaje variable sujeto al cumplimiento de metas, pero que no se reconocería porque nunca se habían definido.
“Y se dijo que se le daba un 10% adicional para completar un 15%, 3,33; 3,33; 3,33 (por ciento), que nunca se definió porque no se cumplieron los objetivos”. Luego reiteró: “(Se le dijo) Luis Fernando, usted puede tener un 15 %, pero ese 10 % (3,33 %, 3,33 %, 3,33 %) se acuerdan bajo unos resultados. No se acordaron nunca”, dijo Márquez.
En esa reducción de la participación de Santos que hizo Márquez, Franco hace notar, nuevamente, expresiones como “se dijo que se le daba (…)”, “Luis Fernando, usted puede tener un 15%”, que hacen suponer la existencia de conversaciones con Santos y de que este se dio por notificado de que le habían fijado un porcentaje variable sujeto al cumplimiento de metas, incompatibles con su propia versión (la de Santos) de que se enteró de su participación al momento de su retiro de Pulzo. Si no sabía de participación, menos de condiciones y metas para acceder a un porcentaje variable.
En el supuesto de que tales metas hubieran existido, la lectura que se puede hacer es que su gestión fue tan desastrosa que no se hizo acreedor ni siquiera a parte de ese porcentaje variable, lo que es un absurdo porque al momento de su retiro los dos entregaron a Pulzo como uno de los primeros portales por tráfico en Colombia, y el primero como nativo digital, y esta era la base sólida para la generación de ingresos, que no se podría esperar fueran resultados inmediatos. Pero Santos y Franco dejaron las bases para obtenerlos. Márquez trató de aclarar diciendo que lo que no se había dado eran los resultados de Pulzo, no los de Santos.
Franco va mucho más lejos y califica de ridículo decir que se le habían establecido metas a una persona del nivel de Santos, como si se tratara de un vendedor novato.
El ‘novato’ al que le pusieron metas que nunca conoció
El ‘novato’ al que supuestamente se le habían establecido metas para reconocerle la mayor parte de su participación (10% de un 15% total) es descrito como un visionario de los medios, la tecnología y los negocios, que anticipó en Colombia la revolución digital.
Entre sus logros se cuenta haber montado el primer sitio web de medio de comunicación en Colombia, Eltiempo.com, de forma simultánea con el de ‘The New York Times’, en 1996. Montar la primera ‘redacción convergente’ del país y una de las primeras en el mundo: un solo motor de contenido para alimentar a diferentes marcas, productos y medios de la casa Editorial El Tiempo. Ser pionero en la inversión y apoyo a emprendimientos digitales colombianos en una época que se les miraba con escepticismo como moda pasajera. Dos de ellos, metrocuadrado.com y elempleo.com (del que Márquez era copropietario), consolidaron la migración de los avisos clasificados en papel al mundo online.
Franco atraviesa en su denuncia, entre otros muchos interrogantes los siguientes: Si existía tanta claridad sobre la participación de Santos, ¿por qué esta no fue revelada al momento de su salida de la dirección de Pulzo en 2018, o en la reunión de junio de 2022? ¿Qué credibilidad merece a versión de que la participación era sobre el primer millón de dólares, luego del prolongado silencio desde su salida de Pulzo en 2018 y las reiteradas negativas del 14 de junio de 2022? ¿Por qué las diferentes modalidades de participación y condiciones para hacerlas efectivas no se hicieron explícitas en la reunión con la banca de inversión en 2014, si era el escenario, el contexto indicado para hacerlo? ¿No resulta contradictorio decir que no se reconocería el porcentaje variable porque no se definieron unas metas, pero al mismo tiempo decir que estas no se habían cumplido? Si no se habían definido, ¿cómo así que no se habían cumplido? Un verdadero galimatías. ¿Por qué no reconocieron que el porcentaje de Santos era, si no pleno, al menos sobre el “valor generado”, como el de Franco, a pesar de que ellos habían permanecido aproximadamente el mismo tiempo en el proyecto, habían sido coautores de parte de los resultados, y se habían retirado casi de forma simultánea? ¿Por qué razón, teniendo conocimiento pleno de la existencia de la participación, tuvieron que esperar a la intervención de la hija de Santos para reconocerla?
Franco reitera que la respuesta a estas preguntas y otras que formula en su denuncia es muy simple: como no había nada escrito, se podía decir cualquier cosa, como efectivamente estaba ocurriendo. Y -según él- pasó mucho tiempo para armar una respuesta que se acomodara a sus intereses.
Ningún registro de las participaciones
Pero tal vez la pregunta más incómoda es: si tanta claridad había sobre las participaciones, ¿por qué no aparecen en los registros contables u otros documentos, o por qué no se presentaron?Todas las afirmaciones de Márquez se hicieron sin exhibir un solo documento, en violación abierta incluso de los principios del propio Código de Conducta de Valorem, que hablan de ser correctos y transparentes, así como emitir informes, reportes contables y estados financieros precisos y veraces en cumplimiento de las normas, donde debían estar registradas las participaciones y sus términos.
Franco destaca de esa cita la parte que dice “en cumplimiento de las normas”, lo que a su juicio no es un tema menor, porque la omisión de esas participaciones y sus condiciones -según consultas que hizo con expertos en diferentes especialidades del derecho- tiene consecuencias tributarias (Registro Único de Beneficiarios Finales, RUB); y hasta efectos penales (si se presentaron actos o documentos sin esta información ante terceros: banca de inversión, comunicaciones formales, informes contables). Además, la Superintendencia de Sociedades podría abrir una investigación por prácticas fraudulentas, abuso de posición dominante en sociedades y violación de deberes contables.
Así, la participación de Santos del 15% terminó convertida en 50 mil dólares. “El 5% es la que está”, dijo Márquez, lo que Franco interpretó como un ‘tómelo o déjelo’, y que optó por dejar porque tomar ese dinero significaba avalar lo que él consideró un atropello por parte de los funcionarios de Santo Domingo.
Valoración de 5% de Franco = cero
Cuando Márquez dio por hecho que se había cerrado el tema de la participación de Santos, le dijo a Franco: “Ese es el lado de Luis Fernando, ¿Qué hacemos con el 5% del valor generado de Guillermo? Porque ese es “valor generado”, siempre lo hemos dicho”.
No, Franco dice que no es cierto eso de que “siempre lo hemos dicho”; y que Márquez lo mencionó, en realidad lo impuso, por primera vez en la reunión del 14 de septiembre de 2022, cuando le prometió que respetaría su 5% “cuando haya valor”.
A partir de ese momento Márquez olvidó en esa reunión todas las promesas de que se respetaría la participación de Franco, y repitió el mismo patrón verbal para minimizarla que había usado con la de Santos. Y Pulzo.com terminó convertido en esa reunión del 14 de junio de 2023 en un completo fracaso por cuenta de sus palabras, otra declaración escandalosa: “Llevamos 8 (US millones de inversión) y esta mierda no ha retornado un hijueputa peso”, dijo.
Luego hizo un ejercicio arbitrario exprés de valoración, que Franco transcribe literalmente y respalda con el audio, partiendo del supuesto de que se diera en ese momento una venta, y basado en el Ebitda (Beneficios Antes de Intereses, Impuestos, Depreciación y Amortización), no solo para reducir a cero la participación del 5%, sino dejarla en números negativos.
“Aquí se han invertido 8 millones de dólares y hoy esta compañía hoy no vale 8 millones de dólares”, dijo Márquez, y más adelante agregó: “(…) El valor generado se llama menos 5, a hoy”.
“Pulzo no ha sido negocio, siento decirle que no ha sido negocio”, dijo Márquez.
Franco critica esta versión privada de la valoración de la empresa para no reconocerle nada de su participación y la contrasta con las múltiples declaraciones públicas que presentan a Pulzo como uno de los emprendimientos de medios digitales más exitosos de Colombia y por el que Márquez saca pecho, incluso llegando al extremo de ‘expropiar’ en esa reunión los méritos de Santos y Franco en el éxito inicial de Pulzo, negando que hubieran montado la operación de contenido, o el peso del equipo periodístico en la generación de contenido de calidad como ‘jalonador’ del tráfico.
“Luis Fernando no monta solo la operación con usted. Seamos claros”, dijo Márquez.
Critica, así mismo, la valoración exprés (duró un poco más de un minuto) basada exclusivamente en el Ebitda (digno de ser estudiado en escuelas y facultades de negocios, como de la que egresó Márquez), y sin ningún documento contable a la vista que incluyera los ingresos acumulados, los gastos, las amortizaciones, las reinversiones, entre otros indicadores, de los 10 años que pudiera ser evaluado por un tercero, ni pruebas escritas, en un marcado contraste con la forma en que Márquez le había exigido a Franco obtenerlas de Santos para probar la participación y la cesión.
Incluso Franco repite el argumento de que ese comportamiento es una violación abierta del propio Código de Conducta de Valorem, que exige emitir informes, reportes contables y estados financieros precisos y veraces en cumplimiento de las normas, donde debían estar registradas las participaciones y sus términos.
Esta versión de Márquez sobre el aparente bajo valor de Pulzo para minimizar la participación de Franco además entra también en contradicción con su propia afirmación en la primera reunión, la del 14 de septiembre de 2022, sobre el valor real de la compañía.
En aquella reunión se habló de la posibilidad de una eventual venta, con nombre propio a un Univisión o a un Gilinski, como una oportunidad para que Franco obtuviera beneficio de su participación prometida.
“Si viene Gilinski (a comprar), ¿usted cree que Alejandro Santo Domingo se va a dejar joder por 8 millones de dólares?”, sugiriendo un valor para la compañía mucho mayor. Franco deduce de ello que una cosa es la valoración de la compañía si se trata del dueño, y otra si se trata de cuantificar la de los minoritarios.
Franco dice que en eso terminaron convertidas las promesas de respetar la participación del 5 %, y agrega que eso fue una aparente represalia por haber logrado probar la existencia de la participación de Santos y la intercesión de su familia para que se cumpliera su voluntad.
Franco dice que hizo al menos dos intentos de conciliación, pero que en ambas oportunidades detrás de ellos apareció la figura de Juan Pablo Mejía, que es el presunto autor en la sombra de las tropelías en el manejo de las participaciones, y que lo único que encontró fue silencio, aunque para demostrar la buena actitud al escucharlo el vocero del grupo le dijo que si no fuera así le hubieran mandado a los (abogados) penalistas.
Franco concluye diciendo que estos casos no son excepcionales en el mundo de los emprendimientos o de los medios de comunicación, que puede documentar otros que lo tocan personalmente, así como otros que afectaron a terceros.
“Creo que es una oportunidad para reflexionar desde los medios y la academia (en particular, en las facultades y escuelas de negocios donde se promueve el emprendimiento) sobre lo vacías que suenan las palabras ‘innovadores’ (laboratorio de innovación), ‘creativos’, ‘disruptivos’, cuando se exhiben conductas corporativas tan reprobables (en emprendimientos en general); o que son un “elemento fundamental de la democracia”, en el caso de los medios”.
Vea aquí la historia completa: La de Pulzo, una expropiación al estilo Santo Domingo

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